La figura de Jacqueline Llatas Carrasco vuelve a estar en el ojo de la tormenta, esta vez no solo por sus conocidos antecedentes como ex administradora concursal de la empresa agroindustrial Pucalá, sino porque busca un escaño en el Congreso de la República con el respaldo del partido Avanza País - Libre. Sin embargo, lo que debería ser una campaña de propuestas ha terminado convirtiéndose en una ola de denuncias, audios filtrados y un abierto rechazo social.
Llatas Carrasco no es nueva en el mundo de las controversias. Su paso por AgroPucalá dejó heridas abiertas en cientos de familias de la región Lambayeque, sobre todo en los trabajadores que la acusan de haber participado en presuntos actos de extorsión, usurpación, cobros fantasmas y tráfico de influencias. Según las denuncias que han circulado en redes sociales y medios locales como Pucalá al Día, Llatas habría sido la responsable de una serie de decisiones que llevaron a la agroindustrial al borde de la insolvencia financiera, afectando no solo a la empresa, sino al sustento de toda una comunidad.
Las acusaciones no son menores: saqueos, reuniones clandestinas, presiones indebidas a empleados y, más recientemente, su supuesta implicancia en la toma violenta de las instalaciones de AgroPucalá el pasado 1 de abril de 2025, acción ejecutada a través de su aliada Susana Delgado, alias "La Chana". Los testimonios y videos que circulan en redes sociales exponen el ingreso de sujetos armados, amenazas a menores de edad y saqueos a plena luz del día.
Aunque Llatas aún no ha sido condenada judicialmente, sí figura en un expediente del Ministerio Público por presuntos delitos de colusión y tráfico de influencias, lo que complica seriamente su candidatura. Desde su elección como consejera regional en 2021 por Avanza País, su nombre ha estado vinculado a irregularidades contractuales, favorecimientos a allegados y manipulaciones internas del partido, todo bajo la sombra de prácticas sin transparencia.
Dentro de Avanza País, se le señala de dirigir reuniones sin actas oficiales, maniobrando la estructura del partido en Lambayeque para eliminar opositores y colocar fichas afines a sus intereses. Esta conducta ha generado más de una indagación por parte de los entes electorales.
Recientemente, un audio filtrado ha encendido nuevamente la indignación pública. En él, Jacqueline Llatas se defiende de las acusaciones con una frase que ha terminado por hundirla aún más en la opinión pública:
"¿Acaso no es lo mismo que han hecho otros en Pucalá, en Lambayeque, en todas partes? Todos han estado metidos en campañas, en movidas, en apoyos, en favores. Y ahora me quieren venir a señalar a mí, como si yo fuera el primero. ¿Por qué no dicen nada cuando otros lo hacen? A mí me quieren crucificar porque sigo trabajando."
Lejos de limpiar su imagen, este audio refuerza la percepción de que Llatas normaliza las malas prácticas que tanto daño han causado a la región. Para muchos, su discurso no es una defensa, sino una confesión pública de que forma parte de esa red de favores y componendas que dice combatir.
La comunidad de Pucalá, cansada de ser utilizada como peón en conflictos políticos y económicos, ha sido clara en su rechazo. Marchas, comunicados y publicaciones virales con hashtags como #FueraMafiaDeJacquelineLlatas han dejado en evidencia el nivel de repudio hacia su figura. No olvidan las extorsiones, los desalojos forzados, ni las amenazas. Tampoco los alquileres fantasmas y las tierras cobradas a la fuerza, hechos que afectaron a humildes trabajadores agrícolas.
Incluso viejos aliados políticos, como Carrasco Millones, han sido desplazados para dar paso a nuevos cuadros más frescos y menos contaminados por escándalos, lo que evidencia el aislamiento creciente de Llatas dentro de su propio entorno político.
Mientras Avanza País guarda silencio, la candidatura de Jacqueline Llatas Carrasco parece más un acto de desesperación que un proyecto político serio. Su figura no representa renovación ni transparencia, sino la continuidad de un estilo político que ha lucrado con la miseria ajena, ha manipulado leyes y ha sembrado el terror entre quienes menos tienen.
El mensaje de Pucalá es claro: "Con esa mochila no llegarás al Congreso."
Y, aunque Llatas se niegue a escuchar, la historia reciente le recuerda que hay batallas que no se ganan con influencias ni discursos vacíos, sino con la verdad que la gente ya no está dispuesta a callar.